Esta es mi historia

Mi nombre es Anna, aunque algunos creen que es Anamaya. Este nombre que combina el sánscrito "Anamaya" que significa salud espiritual, con "Akasha", el éter primordial, fue la inspiración que me llevó a crear mi marca de servicios y formaciones. Un nombre que resume la esencia de mi camino y mi propósito.

¿Y cómo llegué a querer crear esto? Básicamente, buscaba ofrecer el servicio que yo anhelaba cuando me sentía perdida y desorientada, sin respuestas ante todo lo que me ocurría. Una psicóloga me dijo literalmente: "Lo siento, yo no puedo ayudarte, tú necesitas algo más trascendental". Afortunadamente, más tarde apareció mi maestra y las plantas ancestrales.

¿Por qué me sentía tan perdida? Llevaba 10 años trabajando, supuestamente en algo que me gustaba, era lo que había estudiado, con un buen sueldo, estabilidad, comodidad... y aun así, me sentía amargada, sin motivaciones ni aspiraciones. En el fondo, sabía que eso no era realmente vivir, pero tampoco sabía qué hacer.

Después de una separación de pareja, toqué fondo y me di cuenta de lo mal que me trataba a mí misma, de la desvalorización y la falta de amor propio. Llegó mi momento de cuidarme y sanar mis heridas. No era consciente de la gran herida de abandono por la ausencia de mi padre durante mi infancia y su pérdida cuando tenía 21 años. Y muchas más heridas que, por protección, evitaba sentir y las tenía bien escondidas.

Comencé con el Reiki y varias terapias energéticas. Al ver que me funcionaban, las aprendí para mí misma y eso me fue abriendo hasta encontrar los registros akáshicos. Finalmente, llegaron las plantas sagradas, que fue realmente cuando me di cuenta de que todo lo trabajado anteriormente era solo una aproximación para atreverme a mirar bien dentro de mí.

No me conectaba con mis ciclos menstruales y, después de sanar mi aborto, se me abrieron las puertas para trabajar más con lo transgeneracional. Trabajar la esencia de la mujer, eso que yo rechazaba en mí. No soportaba los círculos de mujeres porque lo veía todo muy falso, y por eso también veía la falta de amor y todo el trabajo que se necesita. El linaje femenino, las memorias que tenemos en nuestro ADN, en nuestro útero y en nuestras células.

Este es un camino de fondo... Cada paso que he dado me ha impulsado a abrir mi propia escuela y sala "santuario" presencial en Terrassa (también trabajo a distancia). Un espacio donde compartir este viaje hacia la sanación, el autodescubrimiento y la conexión con nuestra esencia más profunda.

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